Comer chocolate realmente produce espinillas
Asustar
a los niños y adolescentes con que les van a salir espinillas para
convencerlos de que no coman mucho chocolate es un recurso muy
recurrente, pero ¿qué tan cierta es esta creencia popular?
Múltiples
factores contribuyen a la prevalencia del acné -la enfermedad de la
piel caracterizada por la presencia de granos o espinillas- incluyendo
la genética, la edad y posiblemente el estrés.
Hasta
la década de 1960, la afirmación de que el chocolate agravaba el
problema era ampliamente aceptada dentro de la comunidad científica. Se
pensaba que las personas que sufrían de acné eran intolerantes a la
glucosa.
Muchos
libros publicados entre 1940 y 1950, recomendaban evitar el consumo de
alimentos y bebidas azucaradas -incluido el chocolate- como parte del
tratamiento contra el acné.
Sin
embargo, un estudio muy influyente efectuado en 1969 por el científico
JE Fulton y sus colegas G Plewig y Klingman AM, negaron cualquier clase
de asociación entre el chocolate y el acné.
Para
llegar a esa conclusión, los investigadores llevaron a cabo un
experimento con 65 participantes con diferentes niveles de acné y los
dividieron en dos grupos.
A
los integrantes de un grupo les dieron una barra de chocolate que
contenía diez veces la cantidad normal de cocoa, mientras que los otros
recibieron una barra sin la cantidad extra.
Todos los participantes tenían que comerse las barras diariamente, durante un mes.
Después
de un descanso de tres semanas, ambos grupos intercambiaron las barras.
Al final del experimento, los científicos –que examinaban a los
pacientes semanalmente- concluyeron que el chocolate no tenía ningún
efecto en la presencia del acné.
Este
estudio causó un gran impacto y fue tomado como referencia en una gran
cantidad de artículos relacionados con el tema. Sin embargo, en los
últimos tiempos ha sido fuertemente criticado.
¿Problemas metodológicos?
"Este
estudio, en mi opinión, no es válido", dice Amy Brown, profesora
asociada de la Universidad de Hawaii en Manoa y una de los siete
firmantes de una carta que critica el estudio de Fulton, publicada en
2011 en la revista Clinics in Dermatology.
"El
primer problema del estudio es que su desarrollo fue posible gracias a
la Asociación de Fabricantes de Chocolate de Estados Unidos de América",
explica.
Enseguida enumera una serie de problemas metodológicos.
Por
ejemplo, dice, los exámenes a los que se sometieron los participantes
semanalmente pueden no haber captado las reacciones producidas en la
piel a mediados de la semana.
Y
al final del estudio, sólo se tenían en cuenta los cambios en la
condición de la piel si representaban al menos un 30% de mejoría o
empeoramiento, por lo que una alteración del 29% en el acné se
descartaba.
"El
estudio se publicó en la revista de la Asociación Médica de Estados
Unidos y todo el mundo le creyó", dice Brown. "La gente se convenció de
lo que decían estos investigadores y hasta ahí llegó".
La
comunidad científica reconoció la idea de que el chocolate no causaba
ni agravaba el acné. En 40 años, sólo un estudio examinó el vínculo
entre los dos factores.
Pero
en 2011, la estudiante Samantha Block decidió que ya era hora de que se
rexaminara la relación entre el acné y el chocolate, así que tomó
cartas en el asunto.
"Hay
muy poca literatura sobre la evaluación del efecto del chocolate en la
exacerbación del acné", señala Samantha Block, alumna de la University
of Miami Miller School of Medicine.
Como
parte de un estudio piloto -cuenta en la revista American Academy of
Dermatology- ella y sus compañeros de investigación eligieron a diez
voluntarios masculinos entre las edades de 18 y 35 años.
100% cacao
Todos
los participantes elegidos tenían entre una y cuatro espinillas. Así se
aseguraron de que eran susceptibles al acné, pero sin sufrir de brotes
masivos.
Las
mujeres fueron excluidas del experimento debido al efecto que tienen
los ciclos menstruales sobre los niveles hormonales, con posibles
alteraciones en el acné.
A
Block le pareció que el estudio de Fulton tenía una falla: las barras
usadas no eran de chocolate puro. Como a ella no le interesaba el efecto
de los aditivos, como el azúcar y los edulcorantes utilizados, utilizó
chocolates con 100% de cacao.
También
quiso analizar un punto que había sido ignorado en el estudio anterior:
la medida en que las cantidades consumidas podían afectar -o no- el
resultado.
Le
dio a los participantes cantidades variadas de chocolate (hasta 340 g, o
12 oz) en el primer día del experimento y luego evaluó su acné en el
cuarto día y séptimo día. Descubrió que el acné había aumentado en los
rostros de los participantes, en proporción a la cantidad de chocolate
que habían comido.
Más
recientemente, Block repitió el estudio piloto con una alteración en el
método aleatorio: alimentó a los participantes con cápsulas que
contenían ya sea 100% de cacao en polvo, o gelatina.
Diferentes
cantidades de las dos cápsulas les fueron asignadas al azar a 14
participantes como parte de lo que los científicos llaman un experimento
"doblemente ciego": ni los participantes ni los investigadores sabían
qué habían recibido o entregado hasta después del experimento.
El
estudio, que Block presentó en una conferencia nacional de la Academia
Americana de Dermatología, volvió a mostrar un aumento en el acné,
proporcional a la cantidad de chocolate consumida.
"Todo
parece indicar que en individuos masculinos entre las edades de 18 y 35
años con antecedentes de acné, el chocolate empeora el problema",
afirma Block.
Block
espera que otros experimentos pongan a prueba su teoría con la
inclusión de grandes grupos de participantes, incluidas mujeres. Pero
por ahora, el jurado científico todavía no ha decidido si la aceptará;
un artículo sobre el trabajo de Block está actualmente en revisión.
Así que todavía no es necesario dejar que su estudio altere nuestra afición por el chocolate.
Fuentes; http://www.noticia24h.com