Martínez Rojas dice que Regino reta a su Iglesia
En el pasado, hubo también en el Este, otro cura apellidado Hartley,
pretendió solazar a hijos de inmigrantes, en su mayoría haitianos, a los
cuales nuestra Junta Central Electoral (JCE), se negaba a
proporcionarles actas de nacimiento, porque los interesados no habían
podido probar, la fecha, lugar y la persona que asistió al parto. Por
lo tanto, este fabulador, español de origen inglés, despotricó y acusó a
la familia Vicini de ser los culpables de las penurias y vicisitudes
que soportaban estos hijos de inmigrantes. Llegó hasta desafiar la
autoridad e hizo mutis cuando las autoridades eclesiásticas finalmente
se vieron obligadas a tomar una acción enérgica contra este
prevaricador.
El
sacerdote Regino Martínez, presidente de la organización Solidaridad
Fronteriza, fue el centro de un grave incidente entre los indocumentados
que pretendían pasar sin cumplir con las leyes migratorias dominicanas,
el cual pudo haber causado un grave incidente entre las tropas
dominicanas que cumplían su deber y la arenga incendiaria de este nuevo
Hartley, defensor providencial y que con esa actitud, pretendía que se
dejaran pasar casi el triple de los que podían cruzar. Sin embargo, no
la emprendió contra las autoridades haitianas, verdaderas culpables de
que estos nacionales no tengan documentos de identidad, ya que tienen
muy pocas Oficialías Civiles y además pretenden, que sean los
empresarios dominicanos y sus empleadores los que paguen por dichos
documentos, los cuales tienen un costo muy por encima del poder
adquisitivo de los inmigrantes y que tampoco garantizan la permanencia
de ese jornalero en su nómina, ya que actúan siempre como nómadas..
Razón
hay que otorgarle al Ministro de Interior y Policía y su dependencia
la Dirección General de Migración, quienes conforme a las leyes y el
Reglamento, permitían la entrada de aquellos que tenían sus documentos
legales, tal y como sucede en cualquier país que ejercen el derecho de
dejar penetrar en su territorio, aquellos que hayan cumplido con las
formalidades requeridas para poder hacerlo.
La
debilidad de nuestras autoridades se puso de manifiesto, cuando al
sacerdote Martínez no fue ni siquiera arrestado por predicar que debían
cruzar la frontera a toda costa y mantener una actitud de desafío a la
autoridad que en otro país hubiese implicado que se dictase una orden de
prisión en su contra, no obstante, su condición de sacerdote, la cual
no le otorga una patente de corso. Asimismo, la iglesia católica
también sufre una falta de autoridad, especialmente después que el
Cardenal Nicolás López Rodríguez lo amonestó y lo invitó a deponer la
actitud de confrontación que tenía con las autoridades de Migración.
Así como Hartley, Ruqouy, Martínez y algún otro religioso retan a su
Iglesia sin ser amonestados, asimismo, en el país hay una falta de mando
y el mejor ejemplo es el tráfico vehicular. Aquí, los conductores
hacen lo que les viene en ganas y en donde, tanto la Amet como la
Policía, evaden olímpicamente el cumplimiento de su deber haciéndose de
la vista gorda cuando ocurre una infracción.
Lo
peor del incidente suscitado por el sacerdote Martínez, fue el hecho de
que el mercado binacional que se lleva a cabo en Dajabón fue
suspendido y los comerciantes, especialmente los dominicanos, afirmaron
perder en negocios más de 60 millones de pesos. Pero, eso al cura no
le importó, porque el Señor proveerá.
Fuentes: http://www.noticia24h.com

