La farándula de Miami es tributaria
A diferencia de otras farándulas,
la de Miami es tributaria de una tradición golpista cultivada a la
sombra de los peores intereses comerciales y criminales, de las peores
mafias que la historia yanqui ha hospedado y prohijado. Su Alma Mater
monetaria sostiene maridajes ideológicos con la moral burguesa de la
hipocresía, de la doble moral, de la traición, del el crimen organizado,
de la prostitución y de todo lo que el capitalismo es capaz de infectar
en su carrera demencial por acumular riquezas y humillar a la mayoría
de los seres humanos. Y se exhiben sin pudor en los medios que la
burguesía les presta.
No
pocos de los muchachos y muchachas incubados en la farándula de Miami,
aunque tengan actas de nacimiento variopintas, son colaboradores
voluntaristas y aportan, con alegría de “raiting”, sus diezmos para financiar operaciones golpistas. Su fama y cualidades
histriónicas no alcanzan para ocultar su mentalidad sumisa y
reaccionaria. Son mercenarios que lo mismo cantan para el Papa que para
la Casa Blanca, que protagonizan narco-novelas igual que pastorelas. A
sabiendas son el mismo muladar todos -y cada uno- bajo el destino manifiesto
de la fama y el glamour de pacotilla con que se celebran ellos mismos. Y
tienen seguidores, compradores, adoradores y promotores.
La lógica del negocio tiene, siempre la tiene, una explicación muy clara: “La
industria del entretenimiento más grande del mundo está, cómo no, en
EEUU, y según cifras de PricewaterhouseCoopers, generará un beneficio de
unos 726.000 millones de dólares este año”.2
Y cuanto más se acerquen a esa cifra los “famosos” de Miami, más poder
acumulan para ponerlo a los pies del imperio que les provee casa,
nacionalidad e identidad en el reino de los mercachifles. Para
acercarse, lo más que puedan a las cifras mayores, son capaces de vender
a su mismísima progenie si alguien les prometiera aplausos en las
cloacas de la estulticia. ¿Y con esa moral de siervos cómo no van a
colaborar para financiar golpes de estado, campañas de calumnias,
burlas, ofensas y todo lo que sea necesario para adueñarse de todos los
mercados posibles?
Esta
es una forma de explicar por qué, tarde o temprano, en vivo o a
distancia, todos van a parar a Miami, con las mismas empresas disqueras,
televisivas, radiofónicas y editoriales. Eso explica por qué todos
están montados en el mismo tipo de espectáculos (repetitivos hasta la
náusea) el mismo tipo de música, canciones, temas y mercadotecnia. Eso
explica por qué todos distribuyen igual, piensan igual, se visten igual y
comparten la misma, milimétrica mediocridad servil. Se han convertido
en una costra tóxica de la industria cultural de masas plagada por
parásitos que gritan, desde su uniformidad mercantil, que son cada uno
originales, distintos y únicos seres tocados por la mano de dios. Y chantajean a los pueblos de mil maneras.
No importa cómo se llamen, cómo se disfracen ni qué argucias inventen… hasta su mejor
faceta humana esta intoxicada por la moral de mercachifles, incluida la
misión publicitaria de dar limosnas, hacerse pasar por buenas personas o
acariciar a los niños huérfanos. Y evadir impuestos. En Miami tiene
asiento la farándula más denigrante que es antología del horror burgués y
que se ha vuelto, cada día, más cínica mientras se exhibe en nombre del
arte, la cultura y el “entretenimiento”. Una verdadera aberración que
en sus ribetes delincuenciales, también llena páginas largas, de las
páginas más amarillistas, para seguir facturando a diestra y siniestra.
¿Cómo
llegamos a este horror farandulero? Llegamos arrastrados por la
degradación del capitalismo que fabrica, sin descanso, militantes
serviles del engaño, del espejismo y del hurto cada vez más
especializados en comerciar con los gustos, los sentimientos, las
alegrías y las tristezas de la clase trabajadora. Llegamos hasta aquí no
para quedarnos con los brazos cruzados. Y eso incluye a todos los pocos
que, aun ingenuos, son forzados a dejarse extorsionar y manosear en la
meca del circo mediático golpista. Es hora de dar, profundizara, la
batalla económica socialista, la batalla política para organizarnos y
movilizarnos desde las bases y la Batalla de las Ideas
Fuentes: http://www.noticia24h.com

