Balaguer ordenó fotos del cadáver de Caamaño
Eran las cuatro de la madrugada cuando llegaron
al Palacio Nacional y subieron al jeep militar, del Primer Regimiento
de Infantería que los llevaría hasta Nizaíto, la zona boscosa en las
estribaciones de la Coordillera Central donde la noche anterior había
sido abatido por tropas del Ejército el ex coronel Francisco Alberto
Caamaño Deñó y dos de sus compañeros guerrilleros.
“Yo tenía muy
fresca, como en el mismo momento, la imagen y los gestos del presidente
Joaquín Balaguer que me instruyó personalmente para que tomara buenas
fotografías, porque el país y el mundo tenían que estar convencidos de
que el muerto de la coordillera era en realidad el coronel Caamaño”,
narró Antonio García Valoy, el veterano fotógrafo que ha trabajado por
casi medio siglo en LISTíN DIARIO.
Según su relato, al despacho
del presidente Balaguer lo introdujo el secretario de las Fuerzas
Armadas, almirante Ramón Emilio Jiménez Hijo, luego que le pidieran
autorización al director del LISTíN, don Rafael Herrera, para que él,
José Goudy Prats, del diario el Caribe, y el camarógrafo de CNN, Eladio
Marino Guzmán, fueran llevados hasta las lomas de Ocoa a verificar como
reporteros la muerte del Comandante de Abril.
“A las nueve de la
noche del 16 de febrero de 1973, yo estaba en el Palacio Nacional, junto
al periodista asignado, esperando noticias, porque ya se sabía que a
Caamaño lo habían matado. Pero no se ofreció información esa noche, sino
que se hizo una selección para que sólo un fotógrafo, un periodista y
un camarógrafo viéramos el cadáver de Camaño”, expresa.
García
Valoy dice que se acordó la salida para las cuatro de la madrugada y que
a los acompañaría el coronel Fidel Báez Berg y otros oficiales de menor
jerarquía. “Balaguer nos dijo que tomáramos todas las fotografias
necesarias para que todos se convencieran de que el hombre que estaba
muerto en las motañas era en realidad Cámmaño, y ordenó que nos dieran
la libertad y facilidades para hacer ese trabajo”. Aunque se sentía
comprometido por las instrucciones del Presidente, el fotógrafo dice que
no pensaba en nada que no fuera cumplir su misión y su trabajo de
reportero gráfico. “Yo sólo cumplía mi trabajo de fotógrafo y no me
interesaba ni hablaba de ninguna otra cosa”.
El viaje lo hicieron
por Piedra Blanca, Bonao, subiendo por una carretera estrecha y sinuosa,
llena de piedras y hoyos. El clima estaba frío, húmedo y con mucha
niebla. Casi no se veía a lo lejos. Goudy Prats y Marino Guzmán apenas
hablaron. “Los tres sabíamos que íbamos hacía la zona de combate y eso
nos sobrecogía un poco, aunque estábamos bien protegidos por los
militares”.
Cuando llegaron vieron los camiones y los jeeps llenos
de soldados, con avitallamiento y las armas colgadas en los hombres.
Algunos las tenían en las manos, bajo las órdenes del coronel Castillo
Pimentel.
“Los soldados permanecieron lejos y nosotros nos
acercamos a un descampado donde estaban los cuerpos, un poco separados.
Caamaño tenía la camisa abierta, desabotonada, con un balazo en el lado
frontal izquierdo de la cabeza y otro en el torax, cerca del corazón.
“Los
cuerpos de Lalané José y Pérez Vargas tenían su ropa militar, pero
estaba un poco separados de Cammaño. Fue el coronel Castillo Pimentel
quien nos dijo quien era quien, mientras los soldados observaban de
lejos. Yo sólo pensaba en bajar de allí, pues en Última Hora sólo
esperaban la foto para sacar el periódico”.
Permanecieron en
Nizaíto entre una hora y 45 minutos y regresaron a la capital pasadas
las dos de la tarde. Una hora después Última Hora estaba en las calles
con una edición record de más de 80,000 ejemplares.
Las
fotografías en pocas horas recorríeron el mundo y millones de personas
vieron la foto del cadáver de Caamaño, pero muchos siguieron diciendo
que se trataba de otro muerto. “El palo que Última Hora y LISTíN DIARIO
dieron esa tarde con esas fotografías y el relato de la muerte de
Caamaño todavía no ha sido superado en la historia del periodismo
dominicano”, dijo García Valoy.
Fue un viaje difíicil, pero más
angustioso por la presión de que nos esperaban con las fotos, porque aún
el público no creía la versión de que Caamaño había muerto en combate.
Sobre
la muerte del líder de la Revolución de Abril ha resurgido una nueva
polémica luego que el Senado de la República aprobara una resolución que
dispone que sus restos sean llevados al Mausoleo de la Patria y el
general retirado Juan Pou Hijo, afirmara que esos restos no existen,
porque el cuerpo fue quemado y las cenizas esparcidas en las lomas de
Nizaíto por orden del entonces secretario de las Fuerzas Armadas,
almirante Ramón Emilio Jiménez (Milo).
El proyecto, aprobado la
semana pasada, fue sometido por el diputado del PLD, Félix Nova, y pide
que los restos de Caamaño sean exhumados del cementeriola avenida Máximo
Gómez y llevados al Panteón Nacional, en su condición de Héroe Nacional
y Presidente de la República.
Fuentes: http://www.listindiario.com
Posted by Unknown
on viernes, diciembre 14, 2012.
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De ultimo momento
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