‘La entrega inmediata’

“Premium rush”, film del Sr. David K.Koep, escrito por él mismo junto con John Kamps, es una de esas películas que nos llegan sin meter ruido, casi sin publicidad (ni siquiera avances de ella habíamos visto), sin un mínimo revuelto de grandes estrellas en los diarios, apenas la presencia, que agradecemos, de ese chico que cada vez es mejor, Joseph Gordon- Levitt y, sorpresa, en un rol importante, una dominicana que casi no se menciona por estos lados, pero que poco a poco se va metiendo en Hollywood: Dania Ramírez, que hace el rol de Vanessa, la amada del Wilee que hace Joseph.

Y es que no se le puede hacer bulla a una historia que no tiene desnudos, que no tiene dos mil disparos, que no tiene dos docenas de asesinatos, aparte de la ya mencionada ausencia de grandes luminarias.

Pero, aun así, esta historia nos gusta. Porque cuenta, sin exageraciones notorias ni alharacas inútiles, sobre la vida de un chico que no gusta de ser empleado de oficina, que no gusta de trajes y corbatas, que prefiere la diaria adrenalina de llevar mensajes y paquetes de un punto a otro en Manhattan a lomos de… una bicicleta.

O sea, en esta era cibernética y electrónica, en estos años vertiginosos de los correos vía Internet, de los celulares con imágenes, del cable y todo lo demás, todavía hay cosas que no funcionan a través de esos sistemas, y que son más difíciles de llevar en un vehículo cuando se necesita rapidez, y prohibitivas por el correo por la peligrosidad de su contenido.

Para eso, entonces, están esos cientos de individuos que se la pasan pedaleando en medio del ruidoso y abigarrado tráfago de las calles y avenidas de la gran ciudad.

Y Wilee es uno de ellos. Pero, además, Wilee se diferencia de otros porque disfruta del riesgo que implica correr en una bici en medio de miles y miles de vehículos más grandes, tanto así que su bicicleta carece de frenos: él depende de su habilidad para sortear obstáculos movientes calculando en décimas de segundo cuál puede ser la ruta a tomar cuando enfrenta un semáforo en rojo o un apelotonamiento de carros y demás.

Pero el asunto se le torna peliagudo cuando tiene que llevar un simple papelito en un sobre, porque ese papelito es equivalente a miles de dólares y hay alguien con autoridad que lo desea y está dispuesto a todo para tenerlo.

Quizás puedan aducir que eso no es gran cosa como trama, como para darle tanta “salsa”. Pero, recuerden siempre que estamos hablando de cine, no de literatura, y que en cine lo importante, lo esencial, no es lo que se dice, sino el cómo se dice. Por esa tan sencilla razón nos gusta “Premium rush”, porque al enfrentarnos a lo que hace Wilee en medio del tráfico en situaciones normales y, sobre todo, lo que tiene que hacer cuando ya no es normal, cuando tiene que enfrentar no solo el peligro cotidiano de sortear todo aquello que se le viene encima en cosa de segundos, sino, además, otros que le persiguen y que están dispuestos a todo para atraparle.

En resumidas cuentas, que realmente, tal y como dice Wilee, se dispara la adrenalina, la suya en su trabajo y en su escapada, la nuestra cuando se nos detiene la respiración al observar sus giros, sus saltos, sus carreras entre docenas y docenas de vehículos, la manera como se desliza entre ellos en una edición y una fotografía que es como para no olvidar.

Por esa razón, le perdonamos a los guionistas ese final tan cliché y convencional de los compañeros de trabajo acudiendo en su auxilio. Por esa misma razón no le damos mayor puntuación. finitivamente, nos gusta.--

Fuentes: http://www.listindiario.com