¿Cómo empezar a hablar de sexo con nuestros hijos?
Como la mayoría de los adolescentes, cuando crecía, tenía muchas preguntas acerca del sexo, pero en realidad no le quería preguntar a mis padres. No le quería preguntar nada a nadie.
Traté de armar las cosas yo sola con lo que leía en los libros, veía en películas y en obras de teatro.
No es que mis padres no hubieran contestado honestamente a mis preguntas. Siempre me decían que estaban bastante dispuestos a discutir el tema cuando quisiera.
Aunque era un poco difícil para mí, llegó un momento en el que me sentí más cómoda.
De hecho, cuando perdí mi virginidad sentí que debía honrar la honestidad de mi papá contándoselo. (Mi mamá y yo ya lo habíamos discutido antes de que pasara). Él dijo, "Ok. ¿Y estás usando algún anticonceptivo?". Le dije que sí. "Genial", dijo él. "Realmente no necesito saber más. Muchas gracias por decirme". Creo que él estaba orgulloso de que le hubiera contado la noticia pero solo con eso podía lidiar en ese momento.
Y a pesar de que mi papá solia tener un comportamiento según el cual se comportaba algo obstinado, siempre he estado agradecida de que mis padres hayan sido tan claros conmigo de que el sexo era una parte de la vida, algo normal y maravilloso, y no era nada de lo que tuviera que sentirme avergonzada.
Como madre, pienso mucho en eso ahora.
Nuestra hija está en secundaria y nuestro hijo mayor está en preparatoria. Como mis padres, tratamos de hacer todo lo posible para asegurarnos de que nos estemos comunicando con ellos de una manera franca y clara para que ellos sí escuchen lo que tenemos que decir.
Aunque puede ser difícil. Ellos tienen acceso a la información de sexo de maneras en las que nosotros jamás lo tuvimos. Estamos compitiendo con muchas fuentes diferentes: twitter, textos, internet y la televisión, y todas influyen en la forma en que piensan y actúan.
Es por eso que Let’s Talk Month en octubre, un esfuerzo de concientización anual que enfatiza la importancia de conversaciones acerca de sexo y relaciones entre padres y sus adolescentes, es extremadamente importante.
Es una gran oportunidad para que los padres de jóvenes empiecen (o mejor aún, continúen) con una conversación significativa acerca de la sexualidad y las relaciones.
Un nuevo estudio de Paternidad, las organizaciones Family Circle Magazine y el Centro para el Adolescente Latino y la Salud Familiar, de la Universidad de Nueva York, muestra que los padres están cada vez más cómodos para hablar con sus hijos de lo que los adolescentes lo están para hablar con sus padres, ¡así como yo!
Pero aunque sea difícil empezar, vale tanto la pena hablar con los chicos, contestar sus preguntas acerca del sexo y ayudarles ha tomar decisiones inteligentes acerca de sus relaciones y su comportamiento. Y entre más hablas se hace más fácil.
En mi hogar empezamos a hablar con nuestros hijos cuando eran jóvenes. Cuando inició su curiosidad por sus cuerpos y el por qué de las diferencias entre los niños y las niñas, surgieron oportunidades naturales para empezar un diálogo.
Siempre enfatizamos que sus cuerpos eran privados y propios. Y aunque cada familia tiene sus propias opiniones al respecto, desde nuestras primeras conversaciones de sexualidad sentí que era importante enfatizarle tanto a mi hija como a mi hijo que el control natal es un deber, no una posibilidad.
Los programas escolares acorde a su edad ayudan a reforzar las conversaciones que estamos teniendo en casa y ayudan a aumentar un nivel de comodidad cuando hablan con sus padres.
La clase de educación sexual de mi hija a principios de la secundaria fue realmente increíble. Se pedía que cada estudiante escribiera anónimamente una pregunta en un papelito y ponerla en un sombrero durante cada reunión.
Nada estaba fuera de los límites. Había preguntas como, "¿Puedes embarazarte si tienes sexo cuando estás teniendo tu periodo?".
Ese tipo de anonimato —cuando se pone una pregunta que un adolescente realmente quiere hacer, pero simplemente está muy apenado para preguntársela directamente a un maestro o a sus padres— es muy importante para una persona joven. Y esa clase dio pie a muchas conversaciones e hicieron que nuestra hija se sintiera más cómoda hablando de estos temas con nosotros en casa.
Nunca es muy temprano o muy tarde para empezar a tener estas conversaciones.
Octubre es tan buen momento como cualquiera.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Cynthia Nixon.
Fuentes:http://cnnespanol.cnn.com