Kim Jong Un no está loco
Marzo trajo consigo una serie de lo que los eruditos llaman
"provocaciones" de parte de Corea del Norte. Si inspeccionamos los
hechos más de cerca, Pyongyang ha optado por la retórica en vez de las
acciones militares reales.
Aunque es preocupante que Kim Jong Un insista en desarrollar su
capacidad nuclear e incrementar su arsenal, las crecientes señales de
determinación podrían indicar tanto nerviosismo como poder.
Entonces, ¿el régimen está en problemas?
El primer enfrentamiento ocurrió cuando el Consejo de Seguridad de la
ONU debatió acerca de las nuevas sanciones que se impondrían a Corea
del Norte por el lanzamiento de un satélite en diciembre, y su tercera
prueba nuclear, en febrero.
El Comando Supremo del Ejército del Pueblo Coreano, el ministerio de
Asuntos Exteriores y un órgano partidista que se encarga de las
relaciones entre el norte y el sur, empezaron a emitir declaraciones en
un esfuerzo por mermar las disposiciones del armisticio, como las líneas
de comunicación militar y el destacamento de una misión del ejército
norcoreano en Panmunjom.
Finalmente, Corea del Norte se retiró del armisticio, pero no es la
primera vez que lo hace y no se sabe a ciencia cierta qué significan las
declaraciones recientes. El armisticio no es un tratado de paz, sino un
simple cese al fuego. El armisticio basa su estabilidad no en los
compromisos verbales, sino en la capacidad disuasiva de ambas partes.
¿Algo cambia realmente a causa de este nuevo retiro? Parece que no.
La decisión que tomó de rechazar algunos acuerdos que hizo con el
Sur, como el acuerdo para la desnuclearización de la península, fue
igualmente desafortunada. Sin embargo, la insistencia de Pyongyang en
desarrollar armas nucleares ha dejado inoperante este y otros acuerdos.
La actitud presuntuosa de Corea del Norte ha tenido un escaso efecto
en el debate que se desarrolla en la ONU. Y ha sido contraproducente.
Aunque la resolución se presentó como el resultado de las maquinaciones
de Estados Unidos y Corea del Sur, China también firmó y se aprobó de
forma unánime.
Esta medida abre la posibilidad de aplicar sanciones económicas más
estrictas, como la posible cooperación de Beijing al aplicar
restricciones en los intercambios comerciales con ese país.
La siguiente ronda de declaraciones se dio cuando Corea del Norte,
Estados Unidos y Corea del Sur entraron en un ciclo anual de ejercicios
militares.
Estos periodos siempre son tensos, ya que Pyongyang afirma que los ejercicios de rutina son una provocación.
Conforme el país se moviliza efectivamente, la prensa norcoreana se
llena con imágenes de Kim Jong Un dirigiendo los ejercicios de las
tropas; se comenta que algunas de las imágenes se manipularon con
photoshop para incrementar su efecto.
Como resultado de esos ejercicios, podríamos estar en presencia de lo
que en un trabajo se conoce como "ascender en la jerarquía".
Sin embargo, posiblemente, Corea del Norte cometió un gran error al
afirmar que podría efectuar un ataque nuclear preventivo. Anunciar esa
intención es peligroso porque hasta el más mínimo movimiento táctico
puede malinterpretarse. No es necesario decir que esas declaraciones
deben tomarse seriamente y tal vez Estados Unidos y Corea del Sur
exageraron en su reacción ante tal despliegue público de poder.
Vale la pena poner atención a la importante iniciativa de defensa con
nuevos misiles balísticos, los recorridos de entrenamiento con
bombarderos B52 y B2, y a la actualización del Plan Combinado de
Reacción a la Provocación Estados Unidos-Corea del Sur, que tiene
implicaciones nucleares.
En los últimos días, Estados Unidos volvió a hacer público su despliegue de aviones de combate hacia la península.
Aquí está en juego una fuerza mayor que probablemente se centra en
las enigmáticas políticas internas de Corea del Norte. De ninguna manera
se puede asegurar que Kim Jong Un ha consolidado completamente su
autoridad. Al intensificar el discurso y a la vez contener las acciones
militares actuales, el régimen puede contar con que Estados Unidos y
Corea del Sur tampoco darán el primer paso.
El resultado es que los ejercicios y las amenazas de represalias de
parte de Corea del Norte han logrado diferir los ataques, aunque no eran
inminentes. Los representantes norcoreanos puede clamar una especie de
victoria sobre las amenazas estadounidenses en sus dos grandes reuniones
políticas de esta semana, que hacen pensar que la retórica estaba
motivada por la política interna.
Los programas nucleares y de misiles de Corea del Norte constituyen
problemas que los cinco actores de la región —China, Japón, Corea del
Sur, Rusia y Estados Unidos— tienen que resolver a través de la
concertación.
Sin embargo, un discurso violento, sin importar lo desconcertante que
sea, no es lo mismo que la intención de atacar. El curso de acción
apropiado es mantener con calma nuestra disuasión y no reaccionar a las
exageraciones. Con suerte, la dirigencia se alejará de las posturas
nucleares y se inclinará hacia las reformas económicas, que es lo que
realmente necesita el pueblo norcoreano.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Stephan Haggard.
Fuentes: http://cnnespanol.cnn.com





